Cuando se acerca el día de San Patricio, el mundo vuelve sus ojos a Irlanda, pero bajo los desfiles y las celebraciones se esconde una historia mucho más profunda. Antes de la llegada de Patricio, Irlanda era una tierra rica en tradiciones celtas, donde druidas, poetas y narradores tejían la sabiduría en el tejido mismo de la vida. Y más allá del Día de San Patricio, está el Día de Sheelah (18 de marzo), una celebración casi olvidada que honra a la divinidad femenina, la fertilidad y la renovación. Acompáñenos a explorar las antiguas raíces de estas tradiciones, descubriendo el espíritu de nuestros antepasados celtas que aún susurra a través del tiempo.

En Celtic Fusion, Samhain es una época de transformación, reflexión y conexión con nuestra herencia celta, que influye en nuestros diseños y valores. Esta antigua festividad, que marca el paso de la cosecha al invierno, inspira nuestras modernas colecciones con temas de renovación y narración de historias. Honramos las tradiciones celtas a través de la artesanía sostenible, los materiales naturales y un profundo respeto por la tierra. El espíritu de Samhain da forma a nuestro proceso creativo, mezclando lo antiguo con lo nuevo.

Imbolc es un importante acontecimiento del calendario celta que marca el inicio de la primavera con la radiante presencia de la diosa Brigid. Venerada por su papel en la poesía, la curación y la fertilidad, Brigid encarna el fuego, el agua y la inspiración durante esta celebración sagrada. Imbolc se convierte en un tiempo de renovación y preparación para la inminente estación de crecimiento. El legado de Brígida en la narración, el arte y la artesanía se celebra durante Imbolc como Día de Brígida. Explore las milagrosas historias de hospitalidad, generosidad y compasión sin límites asociadas a la diosa. Imbolc es un testamento del legado perdurable de Brigid, que enciende la inspiración para los florecientes días venideros en la tradición celta.

A medida que la escarcha se adentra en los paisajes de Irlanda, el solsticio de invierno celebra un preciado momento marcado por los antiguos celtas con reverencia y ritual. Conocido como "Grianstad an Gheimhridh" en gaélico irlandés, este acontecimiento celeste señala la noche más larga y el día más corto, simbolizando un punto crucial en el ciclo celeste con la danza cósmica entre la luz y la oscuridad.

Para los celtas, guardianes de la sabiduría de la naturaleza, el solsticio de invierno no era un mero acontecimiento astronómico, sino un pasaje sagrado. Anunciaba el renacimiento del sol, iluminando el camino hacia días más largos y la promesa de una vida renovada. Los ecos de esta profunda conexión han resonado a lo largo de los siglos en los rituales y tradiciones que perduran hasta nuestros días.